domingo, 20 de diciembre de 2020

Navidades de cuento


 Como viene siendo tradicional por estas fechas, ¿qué mejor manera de cerrar un trimestre  tan peculiar que con vuestros relatos? Durante estos días iremos publicando los cuentos que habéis preparado como actividad  para desarrollar vuestra expresión escrita. ¡Que los disfrutéis!


EL SENTIDO DE LA NAVIDAD ( LUCÍA DE ANDRÉS)

¡Ay, la Navidad! Esa sensación cuando estamos con la familia, los amigos…y los regalos, como no.
 A veces me pregunto qué ha sido realmente de la Navidad. 
Sí, vale, no digo que no sea malo recibir regalos, pero parece que solo por eso celebramos Navidad. Me apuesto, uh, este…un libro, sí, venga, vale. 
¿A que no sabéis por qué la celebramos?, ¿nadie?, pues os lo pienso decir en este cuento de aquí. Vayamos por partes. Mi nombre es Carla y vivo en un reformatorio, nadie sabe por qué me dejaron aquí y por eso cada Navidad me escapo por la ventana, para celebrarla a mi manera, aquí no tienen muy buenas pulgas que digamos. Pero bueno,… 
- ¡Eh! Ten más cuidado - dijo un hombre con el que me tropecé. 
Era alto, robusto, con la barba afeitada, ojos marrones y pelo negro.
 -Lo siento - dije y salí corriendo, tenía prisa. 
-Espera - dijo el hombre preocupado - ¿Qué hace una niña como tú sola por esta ciudad?
 - Es que me estoy escapando.
 -¿No se van a preocupar por ti niña? 
-No lo creo señor.
 - ¿De dónde vienes? 
-Del reformatorio Villanueva. 
-Interesante… 
-Perdone pero me tengo que ir -dije y sin más salí corriendo.
 - ¡Eh, espera! 
-¿A dónde vas con tanta prisa? - me dijo. 
- A celebrar la Navidad - le dije corriendo sin mirar atrás. 

Corrí lo más rápido que pude hacia la plaza central de la ciudad. Y ahí estaba el gran árbol de Navidad, imponente como todos los años. 
Me senté a su lado, apoyada en él. Me hacía compañía, no necesitaba regalos sino su compañía. La única que tenía. El espíritu de la Navidad me envolvía a su lado, era mágico y allí junto a él y llena del espíritu Navideño, pedí un deseo con el corazón, ya  que con mi edad era difícil de conseguir, pues siempre eran elegidos del reformatorio los más pequeños, nadie se fijaba en una niña de mi edad. 
Por eso celebramos Navidad, para pasar tiempo con tus seres queridos, es triste pasarla como yo, sola y solo en compañía de un árbol navideño, pero también se celebra por los grandes momentos, los pequeños, los tristes y felices… 
En fin para celebrar la vida, hay que tener fe y sobre todo para disfrutar cada momento como el mejor…
 P.D.= ¿Adivinen quién me adoptó después de esa noche?
 Al día siguiente la directora me llamó a su despacho y pensé que me caería una buena, que se había enterado de mi escapa nocturna pues allí en su despacho sentado a su lado se encontraba ese hombre recordáis “alto, robusto, con la barba afeitada, ojos marrones y pelo negro” al lado de una mujer con una dulzura en la cara que no podría describir y de pronto me temblaba todo el cuerpo cuando la directora dijo: Carla el destino te ha sonreído… 
Algunos lo llaman destino porque no saben que con un poco de espíritu navideño hasta los DESEOS se pueden cumplir.

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