miércoles, 29 de enero de 2020

Quincena de la literatura romántica



¡Buenas a todos! Como está próxima la llegada de un nuevo mes, el más amoroso, hemos decidido que nuestra siguiente quincena esté dedicada a la literatura romántica. Para ello, hemos preparado toda una selección de títulos de diversos géneros que recogen el tema mencionado: AMOR.

Además, con motivo de la festividad de San Valentín, todos los años el Club de Julieta de Verona celebra un concurso con objeto de premiar las mejores cartas dirigidas a la protagonista femenina creada por William Shakespeare. Os propongo precisamente, esa actividad. Vais a redactar una carta de amor, ¿el destinatario? El que vosotros elijáis: padres, hermanos, amigos, tu chic@, tu mascota... en definitiva , el, ser que os inspire vuestros sentimientos más amorosos.
Para que os hagáis una idea, os dejo una serie de ejemplos extraídos de algunas de nuestras lecturas. Espero con impaciencia vuestras cartas.


Querida Beatriz:
Te escribo estas letras nada más recalar en Nueva Orleans (…) Pero no es esto de lo que quiero hablarte, sino de mis sentimientos, e ignoro cómo hacerlo. No soy un hombre instruido, bien lo sabes, y me veo incapaz de encontrar las palabras hermosas que tú merecerías oír, de modo que me conformaré con decirte llanamente lo que siento.
Cada día, cuando estoy trabajando en la cubierta, o descansando en mi camarote, pienso en ti. Por las noches, durante mi turno de guardia, mientras el Savana surca las aguas bajo las estrellas, pienso en ti. Y también pienso en ti cuando, después de una dura jornada de trabajo, me voy a la cama. Y al dormirme, es contigo con quien sueño y, al despertar, mi primer pensamiento está dedicado a ti. Muchas veces, creo oler el aroma a nardos de tu perfume, y me doy la vuelta para buscarte, pero tú no estás. Y, cuando recalamos en algún puerto, no puedo evitar ver tu imagen en todas las mujeres con quienes me cruzo, pero ninguna eres tú. No puedo quitarte de mi cabeza, y tampoco quiero hacerlo, porque te necesito como al aire que respiro, porque nunca he amado a nadie como te amo a ti.
         Y por eso no quiero obligarte a hacer algo de lo que más tarde podrías arrepentirte. Durante nuestro último encuentro, mientras nos despedíamos en el puerto, te pedí que, cuando regresara a España, lo dejaras todo y te vinieras conmigo. (…) Pero luego, a lo largo de los meses pasados, me he dado cuenta de que estaba siendo injusto contigo.
         No tengo nada que ofrecerte, salvo la vida dura y azarosa de un marino. Carezco de fortuna y no poseo más bienes que el Savana. No pertenezco a tu clase, no tengo educación y ni siquiera mi piel es como la tuya, porque soy el hijo bastardo y mestizo de una esclava negra. Piénsalo, Beatriz, piénsalo muy bien, porque tú te mereces mucho más de lo que yo puedo darte. Si decidieras cambiar de idea, si me dijeras que ya no quieres venir conmigo, yo lo comprendería. Por mucho que lo sintiese, lo comprendería y sería feliz sabiendo que tú lo eres, aunque fuese lejos de mí…
                                                                                                           Simón Cienfuegos
                                                                    
                                                          (Las lágrimas de Shiva, César Mallorquí)

“Es un prodigio que tus labios, rojos como pétalos de rosa, estén hechos lo mismo para la embriaguez de la música y del canto que para la embriaguez de los besos. Tu fina alma de oro discurre entre la pasión y la poesía. Jacinto alguno, en tiempo de los griegos, siguió al amor tan locamente como tú (…) Ven aquí siempre que quieras. Es un sitio delicioso en el que sólo faltas tú”  
                                                                     (Carta de Oscar Wilde a Lord Alfred Douglas)



"Mi amado ángel,

Estoy loco por ti: no puedo unir dos ideas sin que tú te interpongas entre ellas. Ya no puedo pensar en nada diferente a ti. A pesar de mí, mi imaginación me lleva a pensar en ti. (...) Me siento tonto y feliz tan pronto pienso en ti. Giro en un sueño delicioso en el que en un instante se viven mil años. ¡Qué situación tan horrible!

Estoy abrumado por el amor, sintiendo amor en cada poro, viviendo solo por amor, y viendo cómo me consumen los sufrimientos, atrapado en mil hilos de telaraña.

¡Oh, mi querida Eva!, no lo sabías. Levanté tu carta. Está frente a mí y te hablo como si estuvieras aquí. Te veo, como te vi ayer, hermosa, asombrosamente hermosa".
                                                             (Carta de H. Balzac a Eva Hanska)