jueves, 1 de noviembre de 2018

TAREA PARA 3º TERROR MORFOLÓGICO.



Llega la noche de Halloweeen o Día de los Difuntos y estoy convencida de que muchos os habréis disfrazado para ir pidiendo caramelos dado que hemos importado esta costumbre americana. También suele ser característico de estos días, la lectura Don Juan Tenorio, pieza teatral escrita por J. Zorrilla en 1844, o bien pasar un rato "agradable" deleitándonos con algunos maestros del terror. 
A continuación, os dejo con uno de los mejores y no tan conocido- al menos entre los más jóvenes-, H.P. Lovercraft. 


"No sé dónde nací, salvo que el castillo era infinitamente horrible, lleno de pasadizos oscuros y con altos cielos rasos donde la mirada sólo hallaba telarañas y sombras. Las piedras de los agrietados corredores estaban siempre odiosamente húmedas y por doquier se percibía un olor maldito, como de pilas de cadáveres de generaciones muertas. Jamás había luz, por lo que solía encender velas y quedarme mirándolas fijamente en busca de alivio; tampoco afuera brillaba el sol, ya que esas terribles arboledas se elevaban por encima de la torre más alta. Una sola, una torre negra, sobrepasaba el ramaje y salía al cielo abierto y desconocido, pero estaba casi en ruinas y sólo se podía ascender a ella por un escarpado muro poco menos que imposible de escalar. Debo haber vivido años en ese lugar, pero no puedo medir el tiempo. Seres vivos debieron haber atendido a mis necesidades; sin embargo, no puedo rememorar a persona alguna excepto yo mismo, ni ninguna cosa viviente salvo ratas, murciélagos y arañas, silenciosos todos. Supongo que, quienquiera que me haya cuidado, debió haber sido muy viejo, puesto que mi primera representación mental de una persona viva fue la de algo semejante a mí, pero retorcido, marchito y deteriorado como el castillo. Para mí no tenían nada de grotescos los huesos y los esqueletos esparcidos por las criptas de piedra cavadas en las profundidades de los cimientos. En mi fantasía asociaba estas cosas con los hechos cotidianos y los hallaba más reales que las figuras en colores de seres vivos que veía en muchos libros mohosos. En esos libros aprendí todo lo que sé. (...) Afuera, tendido en el pútrido foso, bajo los árboles tenebrosos y mudos, solía pasarme horas enteras soñando lo que había leído en los libros; añoraba verme entre gentes alegres, en el mundo soleado allende de la floresta interminable. Una vez traté de escapar del bosque, pero a medida que me alejaba del castillo las sombras se hacían más densas y el aire más impregnado de crecientes temores, de modo que eché a correr frenéticamente por el camino andado, no fuera a extraviarme en un laberinto de lúgubre silencio. Y así, a través de crepúsculos sin fin, soñaba y esperaba, aún cuando no supiera qué. Hasta que en mi negra soledad, el deseo de luz se hizo tan frenético que ya no pude permanecer inactivo y mis manos suplicantes se elevaron hacia esa única torre en ruinas que por encima de la arboleda se hundía en el cielo exterior e ignoto. Y por fin resolví escalar la torre, aunque me cayera; ya que mejor era vislumbrar un instante el cielo y perecer, que vivir sin haber contemplado jamás el día".

                                                    (El extraño, H.P.Lovercraft)
  1. Realiza un resumen del texto.
  2. ¿Qué modalidad textual aparece? ¿Por qué? 
  3. Clasifica las siguientes oraciones según la actitud del hablante:
  • No sé dónde nací.
  • ¡Quisiera escapar de este lugar!
  • ¡Sácame de aquí!
  • ¡Qué susto he pasado!
  • A lo mejor consigo huir.
  • Jamás vi la luz ni a otro humano.
     4. Analiza morfológicamente los siguientes sustantivos:
  • castillo:
  • soledad:
  • esqueleto:
  • piedra: 
  • terror:
    5. Analiza los términos destacados en negrita:
  • Esas terribles arboledas:      
  • Mis necesidades:
  • Añoraba verme:
  • Ninguna cosa:
  • Para mí:
   6. Indica en qué grado aparecen los adjetivos de las siguientes oraciones :
  •  Debió haber sido muy viejo.
  • Las sombras se hacían más densas.
  • Afuera, bajo los árboles tenebrosos y mudos, paseaba.
  • El deseo de luz se hizo tan frenético como aquel.
  • El paisaje allí era menos grotesco que el que yo veía.

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