Continuamos con la "reina del suspense", en esta ocasión dejamos de lado El talento de Mr. Ripley para centrarnos en una colección de relatos que se incluyen dentro de la primera etapa de su producción literaria,la obra en concreto se titula Pequeños cuentos misóginos y fue publicada en 1975.
He seleccionado algunos de ellos para analizarlos. Os dejo con el primero:
Oona, la alegre mujer de las cavernas
Era un poco peluda, le
faltaba un incisivo, pero su atractivo sexual era perceptible a una distancia
de doscientos metros o más, como un olor; quizás fuese eso. Toda ella era
redonda, su vientre, sus hombros, sus caderas eran redondas, y siempre estaba sonriente,
siempre alegre. Por eso gustaba a los hombres. Siempre tenía algo cociendo en
una olla sobre el fuego. Era mansa y nunca se enfadaba. Le habían dado tantos
garrotazos en la cabeza que su cerebro estaba confuso. No hacía falta golpear a
Oona para poseerla, pero ésa era la costumbre, y Oona apenas se molestaba en
esquivar el cuerpo para protegerse. Oona estaba permanentemente preñada y nunca
había experimentado el comienzo de la pubertad, ya que su padre se había
aprovechado de ella desde que tenía cinco años, y después de él, sus hermanos.
Su primer hijo nació cuando ella tenía siete años. Aun en avanzado estado de
gestación abusaban de ella, y los hombres esperaban impacientes la media hora o
asi que tardaba en parir, para lanzarse de nuevo sobre ella. Curiosamente, Oona
mantenía más o menos constante el índice de natalidad de la tribu; en todo
caso, la población tendía a disminuir, ya que los hombres desatendían a sus
mujeres porque estaban pensando en ella o, a veces, morían al pelear por ella.
Finalmente, Oona fue asesinada por una mujer celosa, a quien su marido no había
tocado desde hacía muchos meses. Este hombre fue el primero que se enamoró. Se
llamaba Vipo. Sus amigos se habían reído de él por no tomar a otras mujeres, o
a la suya propia, en los momentos en que Oona no estaba disponible. Vipo había
perdido un ojo luchando con sus rivales. Era un hombre sólo de mediana
estatura. Siempre le había llevado a Oona las piezas más selectas que cazaba.
Trabajó mucho para hacer un adorno de pedernal, convirtiéndose asi en el primer
artista de su tribu. Todos los demás utilizaban el pedernal solamente para
hacer puntas de flecha y cuchillos. Le había dado el adorno a Oona para que se
lo colgara al cuello con una cinta de cuero. Cuando la mujer de Vipo mató a
Oona por celos, Vipo mató a su mujer impulsado por el odio y la ira. Luego
cantó una canción que sonaba fuerte y trágica. Siguió cantando como un loco,
mientras las lágrimas corrían por sus barbudas mejíllas. La tribu pensó en
matarle, porque estaba loco y era diferente a todos, y le temían. Vipo dibujó
figuras de Oona en la arena húmeda de la orilla del mar; luego, imágenes de
ella sobre las rocas lisas de las montañas cercanas, imágenes que se veían
desde lejos. Hizo una estatua de Oona en madera; después, una en piedra.
Algunas veces dormía con ellas. Con las torpes sílabas de su lenguaje formó una
frase que evocaba a Oona siempre que la pronunciaba. No era el único que
aprendió y pronunció esa frase, ni el único que había conocido a Oona. Vipo fue
asesinado por una mujer celosa cuyo hombre no la había tocado desde hacía
meses. Su hombre le había comprado a Vipo una estatua de Oona por un precio muy
elevado: una enorme pieza de cuero hecho con varios pellejos de bisonte. Vipo
se hizo con ella una hermosa casa impermeable, y aún le sobró suficiente para
vestirse. Inventó unas frases acerca de Oona. Algunos hombres le habían
admirado, otros le habían odiado, y las mujeres le odiaban todas, porque las
miraba como si no las viese. Muchos hombres se entristecieron por la muerte de
Vipo. Pero, en general, la gente se sintió aliviada cuando Vipo desapareció.
Había sído un hombre extraño, que perturbaba el sueño de algunas personas por
las noches.
Actividad 2. Analiza la técnica narrativa.
Actividad 3. Localiza todos los recursos expresivos del texto y coméntalos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario