Los trajes griegos y romanos eran
muy sencillos y no tan variados como en la actualidad; se trataba de grandes
trozos de tela que se adaptaban al cuerpo con diferentes pasadores y
cinturones, tal como salían del telar o la tintorería.
Los tejidos más utilizados eran
la lana en invierno y el lino en verano, y también una mezcla de lino y de
algodón. La lana la hilaban en casa las mujeres, especialmente esclavas, pero
también se podía confeccionar en talleres especializados. El uso del lino estaba
muy extendido por su textura y finura
Otros materiales utilizados eran
la seda, tejido más caro importado del oriente y las pieles de animales, que en
principio eran propias de pastores y labradores, pero que en época imperial
romana se convirtieron en objetos de lujo.
Los colores de las telas dependían tanto del
uso que se daba a los trajes como del gusto y las posibilidades económicas del
usuario: los esclavos y plebeyos empleaban ropas de color terroso y oscuro; los
hombres y mujeres libres y acomodados llevaban trajes de colores claros o
vivos, con los hilos teñidos en las tintorerías. La mayor parte de los tintes
era de origen vegetal, y algunos colores resultaban especialmente caros, como
la púrpura, extraída de un gasterópodo llamado “múrice”, importado de la India.
El trabajo en las fullonicae,
comercios dedicados a lavar y tintar tejidos, era muy desagradable: los olores
de la orina (empleada para desengrasar la lana y para fijar los tintes, gracias
a su contenido en amoniaco) y del azufre (utilizado para blanquear los tejidos)
resultaban difíciles de soportar).
2. TRAJES ROMANOS
SUBLIGAR, SUBUCULA Y FASCIA PECTORALIS
A diferencia de los griegos, los
hombres romanos llevaban ropa interior, hecha generalmente de lino: el subligar o subligaculum era como unos calzoncillos utilizado en tiempo
antiguos, pero que en época clásica quedó limitado a los obreros. La subucula era una túnica interior con la
que los romanos incluso dormían. Las mujeres también llevaban subligar y subucula, y además, como las mujeres griegas, utilizaban una banda
de tela para sujetar los pechos, la fascia
pectoralis.
LA TÚNICA
Vestido normalmente de lana
formado por dos piezas de tela cosidas juntas y ceñido con un cinturón. Los
hombres llevaban la túnica hasta las rodillas por la parte frontal y más larga
por detrás: las mujeres llevaban la túnica hasta el talón. El ornamento más
usual de la túnica era una banda de púrpura, el clavus, que también indicaba la clase social de quien la llevaba, y
una túnica muy especial era la palmata que
lucían los generales triunfadores en los desfiles. Las túnicas no tuvieron
mangas hasta épocas tardías; se dice que el emperador Augusto, muy friolero,
usaba varias túnicas, una sobre otra, a fin de evitar el frío.
LA TOGA
Como era el traje oficial romano
no podían llevarla ni los extranjeros ni quien había perdido el derecho de
ciudadanía. Era una gran pieza de lana de forma y tamaño no definido del todo,
aunque se ha llegado a establecer que podría tener forma de elipse y llegaría a
medir alrededor de 4,60 metros de anchura por 2,75 de altura.
La parte central de la toga
formaba una serie de pliegues que se llamaba sinus por la parte baja de la cintura y nudus o umbus por la
parte de arriba. Lo que sí nos han contado los escritores romanos es la
dificultad de colocarla y la incomodidad de quien la llevaba; pero se trataba
del traje oficial y debía llevarse siempre en público. Reproducimos una
descripción de la forma de colocar la toga:
“La tela se doblaba en dos partes desiguales
en sentido de la longitud; se hacía bajar por delante un borde desde el hombro
izquierdo en doble y, después de dar la vuelta por debajo del brazo derecho, lo
que quedaba también se tiraba sobre el hombro izquierdo”.
Según el ornamento de la toga se
llamaba de diferente manera:
·
Pura,
de un solo color, blanco o crema, característica del ciudadano común.
• Pratexta, con una franja de color púrpura de diferente anchura
según la dignidad de quien la lleva. Era la toga propia de los magistrados y de
los niños y niñas menores de 16 años.
• Candida, totalmente blanca, característica de los “candidatos” a
las magistraturas.
• Pulla, toga marrón, gris o negra, propia del luto.
• Picta
o palmata, de color púrpura y
decorada con oro es la toga que llevaban los generales en los desfiles de
triunfo.
• Trabea, de diferentes colores con franjas púrpura, la llevaban los
augures, sacerdotes encargados de predecir el futuro.
LA STOLA Y LA PALLA
La stola era el traje que la mujer romana casada llevaba sobre la subucula; era largo hasta los pies y se
ceñía con un cordón por las caderas y con un cinturón bajo los pechos, la zona.
Se dice que podía estar decorado con una banda de color púrpura; en época
posterior a la clásica fue sustituida por la túnica delmatica, una túnica muy elaborada que también llegaron a utilizar
los hombres en lugar de la toga. La palla era un manto, evolución del himation griego, que las mujeres
utilizaban cuando salían en público, habitualmente cubriéndose lo cabeza.
3. LOS PEINADOS EN ROMA
Dicen que en verdad los barberos
llegaron a Italia por primera vez desde Sicilia (...) Las estatuas de los
antiguos demuestran que en otro tiempo no había barberos, porque la mayor parte
tiene cabello y una gran barba.
(Varrón, De re rústica,
II, 11)
Los hombres en Roma empezaron a
cortarse los cabellos y a afeitarse la barba por influencia de los griegos;
pero no seguían unos hábitos comunes, excepto en rituales: los chicos
ofrendaban la primera barba cortada a una divinidad, cuando se convertían en
adultos y los hombres dejaban de afeitarse como a muestra de duelo. El
encargado del cuidado de los cabellos y barba era un esclavo de la casa, pero
posteriormente se encargaban especialistas, tonsores, que montaban sus establecimientos ambulantes en la calle,
tonstrinae
Las mujeres romanas, como las
griegas, no llevaban el cabello corto y lo sujetaban con cintas y trenzas.
Había gran diferencia de peinados según épocas y clases sociales. Las jóvenes, antes
de casarse, se peinaban de forma sencilla, recogiendo el cabello en un moño
sobre la nuca con trenzas o cola de caballo. Las mujeres casadas, en principio,
llevaban un peinado característico, las sex
crines, seis trenzas; peinado que también llevaban las vestales,
sacerdotisas muy importantes en la vida social y religiosa romana. A lo largo
del imperio, los peinados fueron complicándose siguiendo unos modelos:
sujetaban todos los cabellos con cintas sobre la nuca, llevaban varios pisos
formando un peinado alto, disponían los cabellos en semicírculo con tirabuzones
alrededor...
Todos estos peinados necesitaban
postizos, agujas comatoriae,
redecillas y las manos de esclavas expertas. También era habitual el uso de
pelucas rubias y de tintes para aclarar el color de los cabellos.
Actividad 1. Tras la lectura del documento anterior, realiza un resumen de los tres apartados.
Actividad 2. Documéntate y busca imágenes que correspondan a las diferentes prendas características de la indumentaria romana.
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