Cerraremos el tema dedicado a la narrativa kafkiana con una serie de fragmentos pertenecientes a diferentes obras del autor checo.
TEXTO 1
––Tú eres Josef K ––dijo el sacerdote, y apoyó una mano en el pretil con un movimiento incierto. ––Sí ––dijo K. Pensó cómo en otros tiempos había pronunciado su nombre con entera libertad, pero ahora suponía una carga para él, también ahora conocía su nombre gente a la que veía por primera vez. Qué bello era que le presentaran y luego conocer a la gente. ––Estás acusado ––dijo el sacerdote en voz baja.
––Sí ––dijo K––, ya me lo han comunicado.
––Entonces tú eres al que busco ––dijo el sacerdote––. Yo soy el capellán de la prisión.
––¡Ah, ya! ––dijo K.
––He hecho que te trajeran aquí para hablar contigo ––dijo el sacerdote.
––No lo sabía ––dijo K––. He venido para mostrarle la catedral a un italiano.
––Deja lo accesorio ––dijo el sacerdote––. ¿Qué sostienes en la mano? ¿Un libro de oraciones?
––No ––respondió K––, es un folleto con los monumentos históricos de la ciudad.
––Déjalo a un lado ––dijo el sacerdote. K lo arrojó con tal fuerza que se rompió y un trozo con las páginas dobladas se deslizó por el suelo. ––¿Sabes que tu proceso va mal? ––preguntó el sacerdote.
––También a mí me lo parece ––dijo K––. Me he esforzado todo lo que he podido, pero hasta ahora sin éxito. Además, aún no he concluido mi primer escrito judicial.
––¿Cómo te imaginas el final? ––preguntó el sacerdote.
Al principio pensé que terminaría bien ––dijo K––, ahora hay veces que hasta yo mismo lo dudo. No sé cómo terminará. ¿Lo sabes tú?
––No ––dijo el sacerdote––, pero temo que terminará mal. Te consideran culpable. Tu proceso probablemente no pasará de un tribunal inferior. Tu culpa, al menos provisionalmente, se considera probada.
––Pero yo no soy culpable ––dijo K––. Es un error. ¿Cómo puede ser un hombre culpable, así, sin más? Todos somos seres humanos, tanto el uno como el otro.
––Eso es cierto ––dijo el sacerdote––, pero así suelen hablar los culpables.
––¿Tienes algún prejuicio contra mí? ––preguntó K.
––No tengo ningún prejuicio contra ti ––dijo el sacerdote.
––Te lo agradezco ––dijo K––. Todos los demás que participan en mi proceso tienen un prejuicio contra mí. Ellos se lo inspiran también a los que no participan en él. Mi posición es cada vez más difícil.
––Interpretas mal los hechos ––dijo el sacerdote––, la sentencia no se pronuncia de una vez, el procedimiento se va convirtiendo lentamente en sentencia.
––Así es, entonces ––dijo K, y agachó la cabeza.
––¿Qué es lo siguiente que vas a hacer en tu causa? ––preguntó el sacerdote.
––Quiero buscar ayuda––dijo K, y elevó la cabeza para ver cómo el sacerdote juzgaba su intención––. Aún quedan posibilidades que no he utilizado.
––Buscas demasiado la ayuda de extraños ––dijo el sacerdote con un tono de desaprobación––, especialmente de mujeres. ¿Acaso no te das cuenta de que no es la ayuda verdadera?
Algunas veces, incluso con frecuencia podría darte la razón ––dijo K––, pero no siempre. Las mujeres tienen mucho poder. Si pudiera convencer a algunas mujeres de las que conozco para que trabajen en común para mí, podría abrirme paso. Especialmente en este tribunal, que parece constituido por mujeriegos. Muéstrale una mujer al juez instructor y arrollará la mesa y a los acusados para llegar hasta ella.
El sacerdote inclinó la cabeza hacia el pretil, ahora parecía como si el tornavoz le presionase hacia abajo. ¿Pero qué tiempo podía estar haciendo fuera? Ya no era sólo un día nublado y lluvioso, parecía noche profunda. Ninguna de las vidrieras era capaz de iluminar con un pobre resplandor los oscuros muros. Y precisamente en ese momento el sacristán comenzó a apagar todas las velas del Altar Mayor.
(El proceso)
TEXTO 2
"Hace poco me preguntaste por qué digo que te tengo miedo. Como de costumbre, no supe darte una respuesta, en parte precisamente por el miedo que te tengo, en parte porque para explicar los motivos de ese miedo necesito muchos pormenores que no puedo tener medianamente presentes cuando hablo. Y si intento aquí responderte por escrito, sólo será de un modo muy imperfecto, porque el miedo y sus secuelas me disminuyen frente a ti, incluso escribiendo, y porque la amplitud de la materia supera mi memoria y mi capacidad de raciocinio".
(Carta al padre)
1. Realiza un resumen de ambos textos.
2. Analiza los temas que son tratados en ambos fragmentos e indica si son recurrentes en la narrativa kafkiana, es decir, son comunes a otras novelas.
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