Este es el texto sobre el que tenéis que realizar las actividades que os indiqué en clase;
la musa de los versos petrarquistas vuelve a ser la joven Laura de Noves. Ánimo y a practicar.
Volaba la dorada cabellera a Laura que en mil nudos la envolvía, y de los ojos el fulgor ardía, como el sol en mitad de su carrera.
De su piedad, o falsa o verdadera, en el color de su rostro se teñía: yo que al amor dispuesto me sentía, ¿qué mucho fue que de improviso ardiera?
No era su leve andar humana cosa, sino de forma angélica y volante; no mortal parecía, sino diosa:
y al mirarla así sola semejante por lo bella, modesta y pudorosa, yo ser juraba su inmortal amante.
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PETRARCA, FRANCESCO |
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