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martes, 14 de febrero de 2023

A VECES LLEGAN CARTAS ( EL GÉNERO EPISTOLAR)

 



CARTAS DE AMOR DE GRANDES ESCRITORES

 De Víctor Hugo  (ROMANTICISMO FRANCÉS)

"Mi adorable y adorada,

Me he estado preguntando si tal felicidad no es un sueño. Me parece que lo que siento no es terrenal. Todavía no logro comprender este cielo sin nubes. Toda mi alma es tuya. Mi Adele, por qué no hay otra palabra para esto aparte de ‘alegría’ ¿Es porque el discurso humano no tiene el poder de expresar tanta felicidad?  Temo que de repente despierte de este sueño divino. ¡Oh! ¡Ahora eres mía! ¡Por fin eres mía! Pronto, en unos meses, tal vez, mi ángel dormirá en mis brazos, despertará en mis brazos, vivirá ahí. ¡Todos tus pensamientos, todo el tiempo, todas tus miradas serán para mí; todos mis pensamientos, todo el tiempo, todas mis miradas serán para ti!

Adiós, mi ángel, mi amada Adele. ¡Adiós!

Todavía estoy lejos de ti, pero puedo soñar contigo. Pronto, quizás, estarás a mi lado.

Adiós; perdón por el delirio de tu esposo que te abraza y que te adora, tanto en esta vida como en la otra".

De James Joyce (1882-1941)

"Tú eres mi amor. Me tiene completamente en tu poder. Sé y siento que si en el futuro escribo algo bueno y noble debo hacerlo solo oyendo las puertas de tu corazón. Me gustaría que mi vida transcurriera a tu lado, hasta que nos convirtamos en un mismo ser que morirá cuando llegue el momento".

 De John Keats (ROMANTICISMO INGLÉS)

"Mi dulce Fanny,

¿Tú temes, a veces, que yo no te quiera tanto como tú lo deseas? Mi querida niña, yo te quiero siempre y sin reserva. Entre más te conozco más te quiero. De todas las formas posibles, incluso mis celos han sido agonías de amor. Yo habría muerto por ti. Tú siempre eres nueva. El último de tus besos siempre es el más dulce; la última sonrisa, la más brillante; el último movimiento el más elegante.

Cuando pasaste por mi ventana ayer, sentí tanta admiración como la primera vez que te vi. Incluso si no me quisieras no podría evitar sentir una completa devoción hacia ti: así que me siento profundamente enamorado al saber que me amas.

Mi mente ha sido las más descontenta e inquieta y se ha puesto sobre un cuerpo demasiado pequeño. Nunca había sentido que mi mente reposara con absoluta alegría, como me ocurrió contigo. Cuando tú estás en el cuarto mis pensamientos nunca se van por la ventana: tú siempre haces que todos mis sentidos se concentren".

De Goethe (ROMANTICISMO ALEMÁN)

"No puedo evitar amarte más de lo que es bueno para mí. Me sentiré feliz hasta que te vea otra vez. Siempre soy consciente de mi cercanía a ti, tu presencia nunca me deja. Adiós a ti, a quien amo mil veces".

Charlotte Brontë para su profesor, Constantin Héger:

“Monsieur, los pobres no necesitan mucho para sostenerse. Piden solamente las migas que caen de la mesa de los ricos. Pero si se les rechazan las migas mueren de hambre. Nadie —ni yo—, necesita mucho afecto de aquellos que ama.

”No sabría qué hacer con una amistad entera y completa, no estoy acostumbrada a ella. Pero usted me demostró en otros tiempos un cierto interés, cuando era su alumna en Bruselas, y me mantengo aferrada a ese poco interés.

”Me aferro a él como me aferraría a la vida.”

De Mary Wollstonecraft para William Godwin, (los padres de Mary Shelley):

“Si el goce de la última noche pasada ha producido en tu salud el mismo efecto que en mi semblante, entonces no tienes motivo para lamentar tu falta de resolución; pocas veces he visto tanto fuego devorando mis facciones como cuando esta mañana, al arreglarme el cabello, los recuerdos —muy gratos recuerdos— hicieron aflorar el rubor del placer.”

ROUSSEAU: JULIA O LA NUEVA ELOÍSA (Carta de Saint-Preux a Julia)

 Todo me hacía recordarla en esta estancia apacible; el atractivo encanto de la naturaleza, la inalterable pureza del aire, las costumbres sencillas de los habitantes y su equilibrada y segura sabiduría; todo lo que estimulaba agradablemente mis ojos y mi corazón, me recordaba a la que mis ojos y mi corazón no dejan de buscar. ¡Oh, Julia adorada!, me decía con ternura, ¡por qué no pasaremos juntos unos días, en estos ignotos lugares, felices con nuestra dicha y lejos de la mirada delos hombres! ¡No podría trasladarme todavía alma a la tuya, y ser también, para ti, todo ¡el universo! ¡Belleza adorada!, gozarías entonces del homenaje que mereces. ¡Delicias del amor!, entonces nuestros corazones las gustarían sin cesar. Una larga y dulce  embriaguez nos dejaría ignorar el paso del tiempo, y cuando al fin la edad hubiera calmado nuestros primeros ardores, la costumbre  de sentir juntos dejaría paso a una no más tierna de amistad. (…)El correo llega; tengo que terminarla carta y correr a recibir la suya. ¡Cómo me late el corazón hasta que llegue ese momento! ¡Ay!, era feliz en mis quimeras: mi felicidad huye con ellas; ¿Qué será de mí, en realidad?

                                                    Julia o La nueva Eloísa, Rousseau