Texto 1:
Si mi voz muriera en tierra,
llevadla al nivel
del mar
y dejadla en la
ribera.
Llevadla al
nivel del mar
y nombradla
capitana
de un blanco
bajel de guerra.
¡Oh mi voz
condecorada
con la insignia
marinera:
sobre el corazón
un ancla
y sobre el ancla
una estrella,
y sobre la
estrella el viento,
y sobre el
viento una vela!
(Rafael Alberti)
Texto 2:
En un pueblo alejado de toda civilización conocida,
existió un jinete que acostumbraba a hacer su recorrido por las noches en un
hermoso y gran caballo, la gente asombrada se preguntaba: ¿Quién era aquel
hombre? ¿Por qué cabalgaba cada noche?, no era algo usual que alguien saliera
por las noches a hacer esos recorridos. En una noche muy oscura y bajo una
fuerte tormenta eléctrica, el jinete desapareció del lugar para no volver nunca
más. Pasaron los años y la gente ya se había olvidado de aquel extraño jinete
del que tanto se había hablado. Una noche, igual de oscura y tenebrosa, con
enormes relámpagos azotando el pequeño pueblo, se escuchó nuevamente la
cabalgata de aquel caballo, su relinchar y el ruido que producía al trotar
sobre el suelo mojado despertó los recuerdos dormidos de todos aquellos que
habían sido testigos de los sombríos paseos de aquel extraño jinete. Los
recuerdos y la curiosidad llevaron a cada persona del pueblo a salir de sus
camas y asomarse por la ventana, en donde vieron un jinete cabalgar por las
calles, fue cuando un relámpago cayó e iluminó al jinete, un jinete sin cabeza.
Texto3:
Bernarda.—(Arrojando el abanico al suelo.) ¿Es este el abanico que se da a una viuda? Dame uno negro y aprende a
respetar el luto de tu padre.
Martirio.—Tome usted el mío.
Bernarda.—¿Y tú?
Martirio.—Yo no tengo calor.
Bernarda.—Pues busca otro, que te hará falta. En ocho años que dure el luto no
tiene que entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta que hemos
tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en
casa de mi abuelo. Mientras, bordaréis el ajuar. En el arca tengo veinte piezas
de hilo con el que podréis cortar sábanas y embozos. Magdalena puede bordarlas.